Lo contrario de Priscila: un musical hecho con dos duros pero tocado de genialidad. Con unos actores en estado de gracia (grande Anna Castillo). Un texto aparentemente sencillo, que le da veinte vueltas a “El manual de la buena esposa” que vi hace tiempo también en el Lara. Salí como si hubiera estado en el Off-Brodway. Ya sé que una obra con monjas, canciones y (atención spoiler) lesbianismo no puede fallar. Pero no es tan fácil.
miércoles, 8 de octubre de 2014
La llamada
Teatro
Lo contrario de Priscila: un musical hecho con dos duros pero tocado de genialidad. Con unos actores en estado de gracia (grande Anna Castillo). Un texto aparentemente sencillo, que le da veinte vueltas a “El manual de la buena esposa” que vi hace tiempo también en el Lara. Salí como si hubiera estado en el Off-Brodway. Ya sé que una obra con monjas, canciones y (atención spoiler) lesbianismo no puede fallar. Pero no es tan fácil.
Lo contrario de Priscila: un musical hecho con dos duros pero tocado de genialidad. Con unos actores en estado de gracia (grande Anna Castillo). Un texto aparentemente sencillo, que le da veinte vueltas a “El manual de la buena esposa” que vi hace tiempo también en el Lara. Salí como si hubiera estado en el Off-Brodway. Ya sé que una obra con monjas, canciones y (atención spoiler) lesbianismo no puede fallar. Pero no es tan fácil.
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